Tamira Fonville consideraba su trabajo como reclutadora para un show de cabello como su carrera. El problema era que el show no existía y todo lo relacionado con su línea de trabajo era un fraude.
Con sus mentiras, Fonville y su socio, Ricardo Falana, robaron cientos de miles de dólares de bancos utilizando a mujeres interesadas en trabajar con ellos en el supuesto show de cabello.
El esquema fraudulento
Fonville y Falana se dedicaban a reclutar a mujeres jóvenes que sabían que estarían interesadas en el show y en ganar dinero. El esquema funcionaba así:
Fonville y Falana regularmente viajaban por el corredor Interestatal 95 desde Nueva York a Washington, DC, visitando centros comerciales y otros lugares donde sabían que mujeres jóvenes pasaban mucho tiempo.
En un viaje típico, Fonville hablaba con 20 a 30 mujeres diciéndoles que tanto ellas como Fonville y Falana ganarían dinero por sus servicios. Después les mandaban un mensaje de texto con más información usando celulares no rastreables.
De las mujeres con las que hablaba, tres o cuatro estaban dispuestas a trabajar con ella. Para pagarles, Fonville les pedían sus tarjetas de débito y acceso a sus cuentas bancarias.
Con acceso a cuentas legítimas no vinculadas a él, Falana depositaba cheques de hasta de $10,000 y luego los retiraba inmediatamente antes de que el banco se diera cuenta que los cheques eran falsos. Así limpiaban las cuentas dejando a las víctimas sin un centavo.
Las víctimas eran entrenadas para decirles a los investigadores bancarios que sus tarjetas de débito y sus PINs fueron robados.