Los integrantes de esta pandilla dominicana creyeron tener el esquema ilegal perfecto: secuestrar a traficantes de droga, corredores de apuestas y lavadores de dinero para robarles su dinero y sus drogas y después retenerlos para solicitar una recompensa, al saber que sus víctimas eran criminales, ni ellos, ni sus familiares reportarían los delitos.
Su esquema llegó a su fin luego de una investigación del FBI que duró dos años y que produjo alrededor de 20 sentencias para miembros de la pandilla basada en Lawrence, Massachusetts.
Los miembros de la pandilla, también se conocían como joloperros, eran organizados, armados y violentos, pues constantemente torturaban a sus víctimas, algunas veces con planchas calientes.
“Buscaban victimizar a cualquier persona a la que creían que podrían sacarle una suma grande de dinero”, dijo Jeff Wood, Agente Especial y coordinador de North Shore Gang Task Force, uno de los tres grupos especiales del FBI que se enfoca en la seguridad en las calles de Massachusetts.
Cómo operaba la pandilla
Los secuestros comenzaron en el 2010 en Lawrence y sus alrededores. La ciudad está a unas 20 millas al norte de Boston y cuenta con una gran presencia hispana y también de pandillas. Con el apoyo de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) y otras agencias regionales, el FBI formó la investigación en contra de la pandilla.
“Ni las victimas ni sus familias reportaban los crímenes”, dijo Wood, “porque no querían admitir que vendían drogas o que lavaban dinero. Y algunas de las víctimas eran indocumentadas”.
Con métodos sofisticados, los joloperros seleccionaban y secuestraban a sus víctimas así:
Identificaban traficantes de drogas que manejaban grandes cantidades de heroína o cocaína al mes.
Utilizaban artefactos GPS para rastrearlos y los vigilaban constantemente para conocer sus rutas y movimientos.
Encontraban la casa en donde el traficante de drogas almacenaba su mercancía.
Ya aseguradas sus víctimas, ataban sus manos con cinta adhesiva y les cubrían la cabeza.
Posteriormente las víctimas eran trasladadas a una casa de seguridad, en donde constantemente eran torturadas.
Finalmente, solicitaban a los familiares de las víctimas una fuerte suma de dinero para su liberación.